El primer paso a dar fué eliminar esa compleja forma de la amura proel, tan típica de los buques japoneses modernos, pero totalmente ajena a nuestros patitos, que corresponden a un diseño norteamericano de los años cincuenta, nada menos.
Afortunadamente, el plástico que forma el casco del dragaminas es excepcionalmente grueso. Casi 3 milímetros en esa zona. Eso me permitió rebajarlo con una cuchilla sin dificultad. Ojo, que no se trata de cortar el plástico. Eso no sólo sería chapucero sino también peligroso para los dedos. Lo que hay que hacer es rebajar raspando con la cuchilla en un ángulo de 90º respecto al plástico, igual que hacemos para tomar mantequilla con un cuchillo antes de untarla en el pan
Ya con el cuchillo en la mano, seguí rebajando las amuras del barco a lo largo de toda su eslora para reducir un poco la manga. La diferencia entre el español y el japonés es, a escala, de algo más de un milímetro. No logré rebajarlo tanto, pero sí lo suficiente para que, a simple vista, tenga un aspecto aceptable.
Hasta aquí, lo fácil. A partir de ahora viene la cirugía mayor.
Como no se puede reducir la eslora del barco todo lo que sería necesario simplemente limando la popa, porque entonces las proporciones se irían a hacer puñetas, me dediqué a estudiar cuidadosamente el plano del Ebro, reducido a escala 1/700, para ver por dónde podía meterle mano.
Empecé por la popa.
Y luego me fuí a la proa.
La técnica del corte es más fácil de lo que pueda parecer a simple vista. Lo que hay que hacer es marcar con cuchilla afilada todo el perfil del corte, y luego utilizar una cizalla en uno de los costados, cuidando de que la parte más limpia del corte quede en el lado a conservar. Como el plástico es muy rígido, se parte por la marca hecha previamente. Pero siempre con muuuuuucho cuidado.
El estudio de los planos y de la maqueta japonesa me permitió llegar a una conclusión muy esperanzadora: En el buque japo se alternan "secciones" virtualmente idénticas al español, con otras que no lo son. La filosofía de la transformación consistió, pues, en ir eliminando esas secciones conservando las "buenas".