La turbina.
Como mencioné anteriormente, un paso adelante en la propulsión se dio con la construcción de un buque revolucionario: el Dreadnought. La instalación de turbinas en este buque fue la verdadera revolución (aunque se testaran en un buque pequeño de 44 toneladas, 30 m de eslora llamado, con mucha originalidad, Turbinia, en 1894, que llegó a alcanzar la nada despreciable velocidad de 35 nudos).
El Turbinia a toda máquina. Se consiguió que una máquina funcionara mejor que los motores de triple expansión, que funcionaban de manera poco eficiente a bajas revoluciones y que tenían una bastante baja transición de baja a alta velocidad. Las turbinas Parsons (de reacción) y las turbinas Curtis (de acción). Curiosamente, el mal funcionamiento de las turbinas a baja velocidad fue el motivo de que no se instalaran antes en los buques, pues para tener un buen rendimiento, tenían que funcionar a un elevado número de revoluciones, amén de no poder girar en ambos sentidos. Aún peor, el elevado número de revoluciones a las que funcionaban, no se conciliaba con el buen funcionamiento de las hélices.
Las ventajas que ofrecían las turbinas respecto a las máquinas alternativas eran el proporcionar un momento de giro igual y continuo en toda la rotación, el poder efectuar variaciones de velocidad rápidas y graduales, ser máquinas más simples y más seguras, poderlas instalar en espacios más bajos y requerir menos personal para su mantenimiento. La solución de Parsons consistía en instalar una serie de turbinas instaladas a continuación una de las otras. Eran máquinas muy largas, comparadas con las Curtis, pero felizmente, podían combinarse poniendo dos rotores de acción y uno de reacción. Para imprimir a los buques el movimiento de retroceso, se colocó una pequeña turbina, llamada turbina de ciar. Se consiguieron además, turbinas de crucero, que tenían un comportamiento excelente para marchas económicas. Otro adelanto respecto a las máquinas alternativas, es su menos peso.
Se sabe que en el ya muy citado Dreadnought, el ahorro en tonelaje por la instalación de turbinas en vez de las usuales máquinas de triple expansión, supuso unas mil toneladas, que se pudieron dedicar a otras características, tales como blindaje y artillería.
En esta foto tomada al crucero de combate Seidlitz, podemos ver las entradas del condensador de cada turbina, si nos fijamos un poco. Son las formas cuadradas o rectangulares (poco se puede asegurar desde la perspectiva) simetricas que aparecen en línea con los árboles de las hélices. Parece posible que estuvieran dotadas de filtros de entrada. Otros huecos a la vista, son el del lanzador de torpedos de popa (entre los ejes de las hélices de la derecha de la fotografía) e incluso, lo que parece otra abertura entre los dos ejes mencionados. De todas formas, al ser una foto del salvataje del buque, es posible cualquier error de apreciación.También es de notar que este buque estaba dotado de cuatro turbinas, he ahí, que cada turbina accionara, en este buque particular, un árbol de hélices cada una.Un detalle a tener en cuenta, es que el número de hélices no se corresponde con el número de turbinas necesariamente. Un ejemplo, el Dreadnought tenía dos turbinas y cuatro hélices. Es conveniente saber el número de turbinas para saber cuántas entradas al condensador tendremos. Dos turbinas, dos entradas, cuatro turbinas, cuatro entradas. En algunas unidades, como las unidades italianas y las alemanas, se instalaron tres turbinas. En las alemanas, estas tres turbinas accionaban tres hélices, pero en las italianas, las turbinas accionaban cuatro árboles de hélices, mediante un complejo sistema que se abandonó al final.
Detalle del destructor alemán S-26, en el que se pueden apreciar todas las entradas y salidas que esta pequeña unidad poseía, que en detalle, podemos ver en la página de internet www.dreadnougtproject.org.Con respecto a los huecos que podemos incluir en las maquetas, no difieren en absoluto con los anteriormente mencionados. Como ejemplo, en el ya extensamente citado hasta la saciedad, Dreadnought, existe una entrada para el condensador redonda, y una salida rectangular por cada turbina.
En las otras armadas, como la japonesa, es el tipo de caldera (Kampon), la que marca algunas diferencias. Estas calderas, tienen unas turbinas asociadas que responden a un diseño y un sistema de entradas y salidas iguales en dimensiones. Las dos turbinas interiores están más adelantadas que las exteriores (en realidad, todas las armadas responden a este patrón), pero la salida al condensador, está desplazada un poco hacia el exterior, es decir, la entrada está alineada con el eje de simetría y la salida, también, pero desplazada a más estribor o más a babor, pero solo un poco. Por lo general, todas estas entradas y salidas están situadas en el fondo plano del barco. Los diferentes orificios en la obra viva, dedicados a otros servicios ya mencionados, suelen ser redondos, y los más grandes, están provistos de unas rejas horizontales. Cualquier libro dedicado a los grandes navíos nipones, os dará un apunte más serio, concretamente, los de la serie Gakken, en ocasiones muestran modelos con estos detalles, y por poner un ejemplo, en el número 5, se ve un Yamato con todo tipo de aberturas con las características mencionadas, amén de otros buques, como los de la clase Kongo.